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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Tentación
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Hola me llamo Lucy, tengo treinta y tres años y llevo un par de años de casada con mi esposo, aunque todo mundo me dice que no los aparento y es verdad porque me veo como de veintisiete pero es debido a mi complexión; soy alta de uno sesenta y cinco, de complexión delgada, caderas muy bien acentuadas con unas pompas firmes, pechos normales y mi esposo me dice que me veo demasiado sexy, esta vez cuento lo que me ha pasado.

Bueno hace unas semanas mi esposo que ha trabajado demasiado llega tarde a casa debido a que le cambiaron el puesto y por supuesto llega sin ganas de nada. Al principio pensé que tal vez me engañaba pero revise todo al respecto en redes para ver lo que podría encontrar, pero no hallé nada. Entonces quede tranquila pero como me había enojado pensando en eso y él no ha querido tener relaciones conmigo, pensé que tal vez como nunca le he propuesto o hecho cosas que se salgan de lo natural (en el sexo) tal vez por eso pero no se lo comenté. Para quitarme de esos pensamientos de infidelidad el me propuso vender por internet algunos artículos, yo estuve de acuerdo porque se me hacía una muy buena iniciativa y pues para salir de la rutina. Así que compramos algunas cosas y empecé a organizar las ventas, para ello ahora empezaba a manejar pero cuando él llevaba el auto yo no podía entregar productos así que buscamos a alguien que prestara servicios de entrega a domicilio con motocicleta, lo encontré e hicimos un trato con precios.

Por unas dos semanas el pasaba a casa a recoger los paquetes sin ningún problema. Un día se reventó una tubería y como obviamente no sé nada de plomería tenía un charquero dentro de casa. Esta persona había llegado y como yo no salía por el problema dentro de casa entró y vio la situación. Yo traía puesto un short pequeño corto donde se notaba mi figura y una blusa pegada, lo que normalmente uso para dormir, así que el entró y dijo que si quería ayuda por lo que contesté molesta porque el entró así, sin tocar. Él se disculpó, se dio la media vuelta y se iba, pero le llamé y me disculpe también. Se llama Frank, es joven tiene unos veintisiete años, es apuesto y lindo, aunque no lo veía como alguien para mí porque mi esposo también es de muy buen parecer, regresó se metió bajo el fregadero y observó la situación. Él ese día andaba con un pantalón deportivo pegado y estando tirado le cayó agua por lo que su pantalón se humedeció mucho. Salió a cerrar la llave principal para poder trabajar, regresó y se acostó para revisar nuevamente la cañería. Yo no estaba cerca así que me llamó y me pidió algunas herramientas. Así que me acerque a él y se las entregué. Por lo mojado que estaba y en la forma que le veía, me percaté que se marcaba un buen trozo de pene. Pero esto previamente él lo había hecho a propósito porque observé que me miraba fijamente en ocasiones y se acomodaba el pene, eso me agradó porque no había sentido que alguien me deseara así que no dije nada.

Me fui al cuarto y pensaba que si sería verdad eso que vi. Así que volví nuevamente con él para observar el trabajo pero se dio cuenta que lo miraba pero no dijo nada y me apené un poco. Mientras ajustaba las tuberías vi que guardó la cinta en una de las bolsas de su pantalón, lo vi de reojo y pensé que quería robarla y pues medio me molesté en ese momento y pensé decirle cuando se fuera. Lo curioso es que lo guardó justo del lado donde estaba su pene; me alejé y esperé a que terminara pero mi mente tenía la imagen de esa cosa. Estaba sentada afuera, en el balcón detrás mi casa, y puse mi mano entre mis muslos pensando en que se sentiría por tener eso dentro; me excité no lo niego. De pronto el volvió a llamarme y cuando me acerqué nuevamente noté que se marcaba más su pene, mi vista no podía irse a otro lado, entonces él me dijo― Oye si suelto los tubos se saldrán de la guía, por favor ahí en el mi bolsa del pantalón coloque la cinta ¿Me la puedes pasar?

Miré donde tenía que meter la mano y le conteste― ¡Es que está dentro de su pantalón! ―Obviamente nunca he engañado a mi marido ni tocado a otro hombre y me sentía incomoda con esa situación.

― ¡Sí!, pues ahí lo metí, pero se me pasó sacarlo pero no importa, dejo suelto aquí y hacemos todo nuevamente ―contesto él.

― ¡No porque te tardaras, deja te la doy! ―conteste y metí la mano lentamente observando cómo le palpitaba esa cosa. Cuando pasee sobre ella noté que estaba calientita y dura. Como estaba agachada noté como mi vulva se mojaba, por lo que alcancé la cinta y al sacarla rocé la punta de su gran pene, se la di y salí nuevamente al jardín. Esperé a que terminara pero sentía como me calentaba por dentro pensando en su pene y saber que lo tuve entre mi mano. Él salió, abrió la llave y me dijo― ¡Listo! quedó perfecto.

Le pregunte sin mirarlo a los ojos cuanto le debía, pero el no quiso cobrarme, dijo que fue un favor, el tomó su moto y se fue.

Ese día no seguí con más entregas y sequé el piso mientras recordaba donde él había estado y pensaba en lo que pasó. Por la tarde llegó mi esposo y le platiqué del problema y que Frank, cuándo vino por un paquete me ayudó. No quería que desconfiara de mí y me dijo― Está bien, que bien que quedó, le diré que haga otros trabajos si es que quiere, me dio confianza desde que lo vi. Cuando él dijo eso yo no quería, pero por dentro de mi recordaba lo que había visto y deseaba verlo nuevamente.

Al otro día mi esposo estaba en casa y le hablo y platicaron acerca de algunos trabajos fáciles que él podía hacer. Frank estuvo de acuerdo y yo también, pero yo no podía mirarlo a los ojos porque me acordaba. Así que quedó en revisar otras tuberías y para colmo, también se encargaría de limpiar el jardín. Frank estaría durante tres días a más tardar en casa sin entregar paquetes ya que estaba esperando que llegaran los pedidos así que el inicio los trabajos en casa.

El primer día antes de que el llegara no se me quitaba el pensamiento de su pene, mi mente no se lo podía sacar y mi deseo era mayor porque no había tenido sexo. Él se dispuso a revisar todo y llegó con pantalón deportivo nuevamente y pues yo andaba con otro short suelto, donde tenía que tener cuidado de no moverme rápido porque podría ver mi ropa interior. Traía también una lencería de encaje precioso y una blusa pegadita, lo hice al propósito porque quería que él me viera y se antojara. Lo miraba y yo haciendo que hacía notaba que él me miraba, pero hasta ahí. Yo quería ver eso más de cerca, así que se me ocurrió tronar un foco de un cuarto alto, grité y el corrió y me preguntó qué paso.

― No es nada solo tronó un foco ―Le contesté

Lo barrí y luego busqué uno, como no tenemos escalera coloqué un bote y no alcanzaba aun con mi estatura. Se me olvidó que traía yo ese short y cuando Frank entró, me quise bajar rápido y por poco me caigo. Él me sostuvo pero una de sus manos agarraba mi trasero con el short un poco fuera, por lo que se notaba mi encaje y mi figura.

― Yo le ayudo ―Dijo él ayudándome a mantener el equilibrio.

Yo le dije que estaba bien, pero cuando me soltó sentí como su mano recorrió todo mi muslo, fue ahí que noté que me mojé un poco. El empezó a estirarse para alcanzar el foco pero como no podía me dijo― Tómeme de enfrente porque no alcanzo.

Cuando pasó eso frente a mis ojos tenía ese grande pene noté como mi vagina escurrió un poco por mis piernas. Terminó y se fue a continuar, me metí al cuarto y puse mis manos entre mis muslos, presioné la vulva y con uno de mis dedos embarraba mis piernas de mí misma, estaba tan caliente que deseaba que me hiciera suya.

Terminó el trabajo y me dijo que ya se iba... Me quedé tirada en cama imaginando y pensando en eso, como es posible que eso exista, el de mi esposo es grande, pero este lo que tiene es la punta más ancha que la de él. Eso me hacía pensar en cómo se sentiría tenerlo dentro. Era la primera vez que sentía el pene de otro hombre tan cerca de mí, ni el de mi esposo lo he tenido así como tuve el de él. El sentir su mano en mis nalgas fue impactante, nadie más me había tocado. Luego llegó mi esposo y como siempre no quiso tener nada de sexo y se durmió. Yo veía una película de amor, pero con escenas eróticas y recordaba a Frank y me quede dormida pensando en él.

Al otro día hice algo más tentador, mi cuerpo lo quería, pero también había algo dentro de mí que me detenía. Como me dormí tarde y el llegó temprano, no me percaté que no traía puesto el brasier, por lo que se acentuaban mis pechos y mi short muy corto suelto. Cuando el entró y me vio dijo― Buenos Días Lucy.

Yo me quede apenada, así que entré y me puse brasier, pero me gustó que me viera. Esta vez el estaría afuera y yo tenía pensado lavar así que me puse mi short nuevamente y lo doblé un poco más para que ahora se vieran mis pompas y sobre todo mi entrepierna con la vulva bien marcada. Pero para que esto sucediera tenía que lavar a mano, algo que no quería hacer pero lo hice. Cada vez que tallaba la ropa me tenía que mover y notaba como se alzaba mi short. Frank estaba trabajando en el jardín y podía verlo cuando me miraba a través del reflejo de la ventana. Eso me gustaba porque sabía que yo llamaba su atención, pero lamentablemente no podía hacer más.

Fui a la tienda de frente por algo de beber y cuando regresé Frank ya no estaba. Ese día había llegado caminando y pensé que se había ido. Así que entré en casa porque me andaba con pipí. Me solté el short porque me incomodaba por como lo traía y en eso vi que la puerta estaba entreabierta. Frank estaba allí parado, masturbándose con ella con una de mis prendas íntimas. Yo miraba como se ponía grande su pene y empecé a tocarme también. Noté como me mojaba más y me empecé a penetrarme yo misma, con mis dedos, por más que no quería ver deseaba tenerla dentro de mí, que me abriera mis piernas, lo metiera y me jalara de mis caderas fuertemente. Cuando al acabó me sali e hice ruido como que iba llegando y el salió del sanitario y me dijo― Use su baño un momento.

Cuando salió de la casa, entré rápidamente, tomé mi ropa y al momento de tomarla, mis manos se llenaron de él, así que continúe tocándome ahí dentro, embarrándome de él sobre los labios de mi vagina. Cuando volví a salir no me limpié, sino que me quite el short y salí en puro cachetero afuera, con la ropa que el ensucio para dejarla en la lavadora. Frank vio que lo que llevaba es mis manos era mi ropa y estaba semidesnuda. Eso me puso más caliente y me metí a casa cuando de repente el tocó la puerta para decirme que ya se iba, que ya había terminado y que mañana volvería para él pago.

Lucy

 

 

Frank

Lucy es una mujer alta, de uno sesenta y cinco, delgada con un peso de unos sesenta kilogramos, tiene una linda figura, no con un cuerpo exagerado, pero por altura y peso ya se han de imaginar que está cogible. Además, tiene caderas marcaditas, unas nalgas duritas no muy grandes pero muy bien formadas que hacen que su figura destaque. Sus amigos dicen que parece una modelo de miss universo por la forma de su cuerpo y caderas. Hace un par de semanas que conoció a Frank...

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