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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Tía Güendolina
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David llamó a la puerta principal, espero y después de unos segundos, volvió a llamar. El teléfono zumbó en su bolsillo indicándole que tenía un mensaje. Cogió el teléfono y abrió la aplicación de mensajes, tenía uno nuevo y, era de su tía Güendolina.

― La puerta está abierta, entra, estoy ocupada arriba.

David empujó la puerta y entró. Caminando por la casa, se dirigió a la cocina. Se paró al pie de las escaleras y llamó a su tía Güendolina, pero no oyó nada, salvo un leve ruido procedente de algún lugar.

Subió por las escaleras y los sonidos se hicieron más fuertes cuando llegó al rellano del primer piso. Había dos habitaciones en el primer piso, una habitación y un baño en el lado derecho, y otra habitación en la izquierda, el sonido definitivamente provenía de la habitación en la izquierda.

Se quedó fuera de la habitación y apoyó su oreja contra la puerta. Mientras lo hacía, la puerta, se movió y se abrió ligeramente. Entonces el sonido se hizo más fuerte. Moviéndose hacia la abertura, echó un vistazo dentro de la habitación y, con la misma rapidez, saltó hacia atrás.

Dentro de la habitación, sobre la cama, su tía Güendolina estaba desnuda, aparte de un corpiño rojo con liguero a juego y medias rojas. Estaba a horcajadas empalándose lentamente con un gran vibrador negro.

David volvió a asomarse por la abertura, con la boca abierta al ver el culo de su tía cabalgando sobre el vibrador. Él empujó la puerta para abrirla un poco más mientras su tía movía sus caderas de un lado a otro. Luego se levantó del vibrador, inclinándose hacia delante mientras lo hacía.

David notó que su polla crecía y se endurecía. La visión de su polla entrando en el coño mojado de su tía Güendolina lo hizo jadear, Rápidamente, su mano voló hacia su boca, esperando que ella no lo hubiera escuchado.

Por supuesto, ella sabía que él estaba allí, esta fue la culminación de una estudiada planificación. Güendolina sonrió mientras su coño se separaba del vibrador negro y hebras de su jugo de amor colgaban entre los dos. Güendolina se volvió hacia la puerta y separó las rodillas, dándole a David una visión que recordaría por mucho tiempo.

Otro jadeo en la puerta le indicó a Güendolina todo lo que necesitaba saber, arrodillándose frente al vibrador, Güendolina comenzó a acariciarse el coño con los dedos, suavemente abriéndose los labios.

Le dolían los pechos por tanto jugarse con los pezones apretados y chupados, pero sobre todo porque ella quería la polla de David en su boca.

David vio cómo su tía hundía sus dedos en su coño mojado, empujándolos dentro de ella. Con la polla en la mano se la acarició lentamente. Cerró los ojos soñando en hundir su gorda polla dentro de su tía, la puerta se abrió con un chirrido, los ojos de David se abrieron y allí estaba su tía Güendolina.

Vio como ella se ponía de rodillas, luego le bajó los pantalones cortos. Todavía sostenía su polla mientras su tía se acercaba y movía su mano.

― ¡Oh, qué gran polla! ―Dijo Güendolina que pasó las manos sobre el monstruo que tenía delante. David tenía unos buenos veinticuatro centímetros de largo, con una gruesa circunferencia. Güendolina trató de agarrarlo con la mano, pero su dedo pulgar y el pulgar no llegaron a encontrarse.

David gimió cuando su tía le acarició la polla y miraba cómo ella lamía la cabeza. Tenía la mirada fijada en su lengua moviéndose alrededor de la palpitante cabeza.

― ¿Vendrás en mi boca, David, o quieres venir en esto? ―Dijo Güendolina que levantó sus pechos hacia David.

― Quiero follarte ― dijo mientras la veía meterse su polla entre sus pechos.

Güendolina se levantó y fue de regreso a la cama, se inclinó hacia adelante y colocó sus manos en el colchón de la cama, con sus piernas abiertas para él, y sus labios húmedos e invitadores.

― ¿Bueno, vas a joderme o simplemente admirar el paisaje?

W52

Otro relato ...




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