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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Visitantes para mi esposa
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Amo a mi esposa y ella me ama, pero a ella también le encanta el sexo. Como resultado, he aceptado disfrutar dejándola tener sexo con otros hombres. Bastantes hombres, bueno, si soy honesto, jodidos montones de hombres. Algunos de ellos son ahora habituales compañeros de sexo de mi esposa y han hecho buen uso de su coño mojado y bien follado. A uno de ellos, lo llamaré Tomás, le envió un mensaje de texto para preguntarle si quería ir a follarla porque se sentía muy caliente. Cuando yo estaba en el trabajo, ella me envió un mensaje de texto para preguntar por mi parecer y ver si ello me parecía bien, porque ella me ama y no quiere molestarme. Esa es parte de las razones de por qué la dejé satisfacer sus necesidades sexuales con pollas extra. El resto, es que me encanta ver cómo se convierte en una sucia zorra con estos chicos. Así que obviamente le dije que estaría bien que lo hiciera.

Llegué a casa un poco más tarde de lo habitual y esperaba que, como otras veces, ella me contara todo lo que Tomás había hecho con ella. Cuando abrí la puerta, pude escuchar los inconfundibles sonidos de mi esposa teniendo sexo. Había gruñidos de todo tipo, gemidos de mi esposa y golpes en las nalgas. Supe que el otro todavía estaba allí y que mi esposa todavía estaba siendo follada como una puta por él. Entonces pasé de ser un esposo algo cansado pero esperanzado, a un pervertido voyeur ansioso que quería ver la acción. Comencé a subir las escaleras quitándome la camisa. Cuando llegué arriba de las escaleras, tuve un poco de shock al ver a un chico saliendo de nuestro baño acariciándose la polla para volverla dura.

—Hola, soy Ricky —dijo a modo de presentación mientras me daba la mano y señalaba con la cabeza hacía detrás—Debes de ser el malvado marido de esa fiera, no me extraña que la dejes follar con otros tipos, ella agotaría a cualquier hombre solo.

Entramos al dormitorio y pude disfrutar de la gran escena que me estaba esperando; mi muy sexy esposa, que llevaba ligero, medias negras y botas altas de cuero, puesta a cuatro patas con Tomás metiéndosela con fuerza desde detrás mientras otros chico, llamémonosle Alfon le daba de mamar la polla. Yo que esperaba que mi esposa me contara sus travesuras con Tomás, de repente la encontré con Tomás, Ricky y Alfon.

Antes he mencionado lo mucho que a mi esposa le gustan las pollas. Bueno, a ella no le importan mucho como sean esas pollas mientras estén limpias y se pongan duras para darle su semen. Tomás fue una de las primeras pollas que la follaron. Le gusta tanto que ha sido uno de sus amantes habituales durante un buen periodo de tiempo.

Tomás les había contado a un par de compañeros de trabajo cosas sobre mi esposa y qué sucia perra puede llegar a ser. Ellos no le creyeron, por lo que él quería demostrárselo y para ello necesitaba reunirse los cuatro. Por suerte, mi esposa que se sentía muy caliente le había enviado un mensaje para que se la follase. Ese día, habían terminado temprano de trabajar, así que le envió un mensaje a mi esposa diciéndole que iba pero sin hablarle de los otros dos. Siendo sinceros, ninguno de los dos habría dicho que no. Cuando Tomás había aparecido con dos nuevos y ansiosos amigos, ella realmente no quiso decirles que no. Ella tal vez pensó que habrían terminado antes de que yo regresara a casa. En cualquier caso, aquí estaban, todos aún en plena faena.

Les pregunté si les importaría que tomara algunas fotos de mi esposa en acción, ya que me gustaría tener un recuerdo de sus conquistas. Tanto los hombres como las mujeres, hacemos muescas en el borde de la cama. No les importó y me dieron algunas fotos geniales, de su boca estirándose alrededor de sus pollas, completamente congestionadas, mientras las chupaba con avidez una detrás de otra. Otras fotos de aquellas pollas mientras estaban ocupadas en su coño lleno de leche. Era obvio que, al menos uno de ellos, no había podido contenerse mientras la follaba. También tenía algunas rayas en la espalda y algunas manchas blancas en las tetas. Disfruté viéndola después de que hubieran bombeado semen sobre ella y sí, me encanta ver cómo gotea desde su interior también.

Mientras observaba, ella acostó a Alfon en la cama, se montó a horcajadas sobre él, le agarró la polla y la sostuvo mientras se deslizaba sobre ella, luego comenzó a montarlo. Su respiración se hizo pesada y decía— ¡Oh mierda!, sí, ¡oh!, ¡oh!, ¡Oh, mierda!, sí, ¡oh!, ¡oh! ¡Diosa!

Luego, a Tomás y Ricky, que estaban parados a cada lado de ella. Les iba tomando la polla con la boca, primero a uno, y luego al otro, y nuevamente cambiaba de polla en su boca, cubriéndolos con su saliva y saboreando sus jugos.

—Tomás, te quiero de nuevo —dijo ella.

Él tomó su mano y la ayudó a salirse de la polla en la que estaba empalada, la hizo arrodillarse, se colocó detrás de ella y empujó a lo largo, al estilo perrito. Otro de los otros chicos se paró junto a la cama y tomó su cabeza y empujó su boca ansiosa sobre su polla. Se pusieron a buen ritmo y, mientras la follaban de un lado a otro, una polla llenaba un extremo de ella mientras el otro se deslizaba fuera de ella. Ella estaba siendo una codiciosa puta follada. Luego Tomás se retiró, hizo que se diera la vuelta y llenó su coño rojo hinchado de nuevo con su polla enorme. Le levantó las piernas y le puso los talones en sus hombros para poder meterle lo más posible de su polla dentro de ella. Ella disfruta de sus folladas. Bueno, los otros dos muchachos obviamente se estaban divirtiendo mientras se masturban la polla furiosamente sobre ella. Primero uno y luego el otro, escupieron chorros de la corrida blanca de sus pollas sobre sus tetas mientras estas se movían y rebotaban con cada empuje de la polla dura de Tomás dentro de ella. Me miró por encima de su hombro y me preguntó que pensaba que debía hacer a mi pequeña esposa puta.

—Llena su coño con tu semen, Tomás— le pedí.

Tenía previsto a follarla cuando se fueran y me da un gran morbo empajar con fuerza en el coño de mi esposa, pero aún más cuando puedo sentir una gruesa capa de semen de otros hombres dentro de ella cuando la estoy follando. Hasta que añado mi carga dentro de ella.

Al poco rato, Tomás estaba gimiendo y le dijo a mi esposa—Te estoy follando, sucia putita, me encantaría dejarte toda llena con mi pegajosa carga dentro de ti.

—¡SÍ! —Gritó ella— ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Lléname!, te estoy esperando, dame toda esa lechita, bastardo cabrón, ¡Córreteme dentro!

 Ricky y Alfon apenas podían creer esta extraña actuación.

— ¡Cristo! —dijo uno de ellos— esa mujer una puta perra cachonda.

Yo estaba orgulloso de lo impresionados que los había dejado mientras acababa de hacerle las últimas fotos y Tomás estaba empezando a vestirse. En cuanto los tres se hubieron puesto las ropas, casi los empujaba hacia la puerta, tenía muchas ganas de metérsela a mi esposa que se disculpó ante ellos— No creas que mi esposo os está echando, solo tiene una gran erección y quiere su turno con su zorra.

—Vamos, muchachos, dejemos que lo hagan, habrá muchas más veces para nosotros —mandó Tomás.

Con sonrisas y apretones de manos en la puerta se fueron y corrí escaleras arriba para disfrutar de mi muy traviesa, muy bien follada y muy malcriada esposa puta.

Anónimo

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