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Remolacha azucarera

¿Qué es la remolacha azucarera?

La remolacha (Beta vulgaris), también conocida como acelga blanca, betarava, betarraga, beterava, beterraga, y betabel, es una planta de la familia de las amarantáceas, de la cual las hojas y la raíz son comestibles. Existen numerosas variedades de la especie, de las cuales algunas se emplean para la alimentación humana, otras como pienso para ganado, y otras para la producción de azúcar (la remolacha azucarera, Beta vulgaris var. altissima); otras, entre ellas la Beta vulgaris var. cicla, se cultivan por sus hojas.

La variedad de mesa es de raíces gruesas, rojas y carnosas, que se consumen cocidas; el color se debe a dos pigmentos, la betacianina y la betaxantina, que resultan indigeribles, tiñendo el bolo alimenticio y los excrementos de ese color. Sin embargo, por su atoxicidad se usa frecuentemente como colorante en productos alimentarios.

Origen

El azúcar cristalizada era ya conocida en Persia en el siglo IV a.C. y provenía seguramente de la India, donde se extraía de una variedad salvaje de caña.

El cultivo de la remolacha se desarrolla en Francia y España durante el siglo XV, se cultivaba por sus hojas, que probablemente equivalían a las espinacas y acelgas. A partir de entonces la raíz ganó popularidad, especialmente la de la variedad roja conocida como remolacha.

En 1.747, el científico alemán Andreas Marggraf demostró que los cristales de sabor dulce obtenidos del jugo de la remolacha eran iguales a los de la caña de azúca. En 1.801, se construyó la primera fábrica de azúcar en Cunern, Baja Silesia.

La incipiente industria azucarera basada en la remolacha tal vez no hubiera resistido la competencia con la caña de azúcar como materia prima si no hubiera sido por los bloqueos ingleses al continente europeo, lo que obligó a la búsqueda de nuevos recursos.

En 1.811, Napoleón mandó plantar 32.000 hectáreas de remolacha, contribuyendo de este modo al establecimiento de las fábricas. En pocos años se construyeron más de cuarenta fábricas de azúcar de remolacha, distribuidas desde el norte de Francia, Alemania, Austria, Rusia y Dinamarca.

Clasificación científica

Reino: Plantae
División: Magnoliophyta
Clase: Magnoliopsida
Orden: Caryophyllales
Familia: Amaranthaceae
Género: Beta
Especie: B. vulgaris

Morfología

La remolacha azucarera es una planta bianual perteneciente a la familia Quenopodiaceae y cuyo nombre botánico es Beta vulgaris L.

Durante el primer año la remolacha azucarera desarrolla una gruesa raíz napiforme y una roseta de hojas, durante el segundo, emite una inflorescencia ramificada en panícula, pudiendo alcanzar ésta hasta un metro de altura.

Flores: poco llamativas y hermafroditas. La fecundación es generalmente cruzada, porque sus órganos masculinos y femeninos maduran en épocas diferentes.

Raíz: es pivotante, casi totalmente enterrada, de piel-amarillo verdosa y rugosa al tacto, constituyendo la parte más importante del órgano acumulador de reservas.

Semillas: estas adheridas al cáliz y son algo leñosas.

Importancia económica y distribución geográfica

Actualmente se cultiva tres veces más azúcar de remolacha que hace cinco años y en cifras absolutas de producción ha superado a la caña de azúcar; debido tanto a la modernización del cultivo como a la disminución de la producción de remolacha forrajera.

Casi el 90% del azúcar que se consume en Europa es de producción interna.

En varios países la remolacha azucarera representa el cultivo que más valor nutritivo produce en relación a la unidad de superficie, pues las hojas y cabezas o topes de la remolacha es un alimento muy rico en nutrientes para el ganado vacuno.

El valor alimenticio de estos productos secundarios más la pulpa o melaza que son devueltos al agricultor por las fábricas azucareras equivalen a la cosecha anual de un cultivo de trébol de la misma superficie. Así, se obtiene un producto directamente vendible más forrajes que abaratan la ración diaria del ganado.

Requerimientos edafoclimáticos

Clima: es uno de los principales factores que inciden directamente sobre el rendimiento. Un clima templado, soleado y húmedo contribuye a la producción de un elevado porcentaje de azúcar en la remolacha.

En este cultivo es muy importante la intensidad de iluminación, ya que permite el buen ejercicio de la fotosíntesis y condiciona la importancia de la elaboración del azúcar.

Suelo: los suelos profundos con un pH alrededor de 7, con elevada capacidad de retención de agua, poca tendencia a formar costras y buena aireación son los más convenientes para la remolacha.

Los suelos arcillosos, arenosos, calizos y secos no son propicios para este cultivo.

Material vegetal

La selección ha conducido, prácticamente, a tres grandes tipos:

Tipo E: (del alemán Enstereich: rico en cosecha). Son plantas rústicas que dan un rendimiento en peso elevado, pero con riqueza media.

Tipo Z: (del alemán Zucherreich: rico en azúcar). Son plantas con menos hojas, que proporcionan una menor cosecha, pero con raíces más ricas en azúcar. Su ciclo suele ser de menor duración. Son propias de suelos fértiles.

Tipo N: (del alemán Normalreich: medianamente rica). Tiene aptitudes intermedias entre los dos tipos anteriores, es decir, más producción que las de tipo Z en peso, y más riqueza en azúcar que las de tipo E. Su rusticidad también es intermedia entre los tipos E y Z.

Existen otros tipos intermedios como N-Z y N-E, con características entre un tipo y otro. La elección de la variedad a sembrar está condicionada por varios factores como son el tipo de suelo, tipo de cultivo, clima y fecha de siembra.

En secano y terrenos muy fuertes (siembras tempranas) se deben sembrar variedades de tipo E y N-E, por ser suelos que dan riqueza; no debiendo sembrar los tipo Z.

En riego se emplearán los tipos E, N-E ó N, utilizando estos últimos en las siembras más retrasadas y en suelos limosos.

En siembras tardías y suelos con poca riqueza se deberán sembrar los tipos N-Z.

En caso de tener varios tipos de variedades sembradas, la recolección de realizará primero en las de tipo N y las últimas las de tipo E.

Trasplante

En caso de trasplantar la remolacha esta técnica consiste en la obtención en invernadero de plantas sanas y fuertes, para ser trasplantadas en campo.

La técnica de trasplante se realiza mediante el siguiente proceso: las semillas son colocadas en una bandeja formada por cartuchos de papel denominadas "paperpot", permaneciendo 45 días en el invernadero. Durante este periodo se aplican los cuidados necesarios para que las plántulas alcancen su desarrollo para poder ser trasplantadas.

Mediante el trasplante se adelanta el ciclo de cultivo, adelantando así la campaña de la recolección de la remolacha para la obtención de azúcar. Con el trasplante, además se consigue alcanzar grandes ventajas agronómicas, como por ejemplo:

  • Aumento del rendimiento del cultivo hasta un 25%.
  • Reducción del coste de la semilla hasta un 58%.
  • Se evita el problema de nascencia, así como el de la resiembra.
  • Facilita la lucha contra malas hierbas y ahorro en el empleo de tratamientos herbicidas.
  • Ahorro en el suministro de insecticidas para posibles plagas en el cultivo, pues el trasplante facilita la lucha contra ciertas plagas.

Preparación del terreno

Para conseguir una buena producción de remolacha es necesario realizar un alzado lo más profundo posible (35-45 cm.) para enterrar rastrojos del cultivo anterior, facilitar un buen desarrollo posterior de las raíces y conservar la mayor cantidad posible de agua de lluvia.

La labor de alzado se completa con uno o dos pases de grada o cultivador, según las necesidades del terreno, con el objetivo de desmenuzar los terrones formados en el alzado.

El gradeo suele tener una profundidad de 10-15 cm, siendo conveniente aprovechar esta labor para enterrar el abono de fondo.

Siembra

La semilla de la remolacha necesita un contacto completo con el suelo y además un sustrato firme para que la raíz deba entrar con fuerza.

Si el suelo ha sido removido por debajo de los 3 cm. de profundidad la raíz no encuentra resistencia y forma múltiples raíces, siendo contraproducente en la remolacha azucarera en cuanto a su contenido de azúcar.

La distancia entre líneas oscila entre 45-65 cm, se debe estrechar la interlínea hasta donde lo permita la maquinaria empleada

En la siembra primaveral se pretende realizar una implantación temprana a partir del 15 de mayo cuando la iluminación comienza a ser más elevada. Y la mejor fecha de siembra otoñal es la que va desde primeros de octubre a mediados de noviembre.

A continuación se citan las ventajas del empleo de una sembradora de precisión, bien mecánica o neumática:

  • Se favorece una nascencia más uniforme, unas plantas de tamaño más regular, y en número suficiente.
  • Se disminuye el coste de aclareo.
  • Menor competencia entre plantas y desarrollo más rápido del cultivo.
  • Se facilita el aclareo dentro del periodo hábil disponible para ello.
  • Se facilita el trabajo de las binadoras.

La siembra de precisión es aconsejable para los terrenos de regadío, donde pueda asegurarse la nascencia, debiendo utilizar herbicidas selectivos e insecticida microgranulado que proteja la semilla. Para una correcta siembra de precisión debe emplearse exclusivamente semillas calibradas, debiendo existir una relación entre el calibre de las semillas a sembrar y el tamaño de los alvéolos del distribuidor de la sembradora.

Con carácter orientativo, la distancia entre semillas recomendables para una siembra de precisión serían:

Tipo de semilla

Distancia entre semillas

Calibradas

4 cm

De precisión (monogermen técnica)

6 cm

Monogermen genética

9-12 cm

Tipos de semillas

La semilla de remolacha es un glomérulo que se compone en realidad de varias semillas encerradas en una misma cubierta suberosa. Tiene el inconveniente de que nacen varias plantas en un mismo punto, dificultando y encareciendo la labor de aclareo. Además, esta siembra no es uniforme, por tanto en los países en los que se ha mecanizado totalmente el cultivo, para abaratar la operación de aclareo, surgió la necesidad de obtener semillas monogermen.

Multigermen normal (ordinaria): es la más empleada, conteniendo cada semilla más de un germen. Tienen un menor coste, y pueden utilizarse con sembradoras tradicionales. Se precisa gran cantidad de semilla y las operaciones de aclareo son muy costosas.

Multigermen calibrada: están sometidas a un calibrado para obtener una diferencia de diámetro establecida. Tiene mayor índice de germinación y permite un ahorro de semilla en la siembra. Debe ser sembrada con sembradora de precisión.

Semillas de precisión (monogermen técnica): procede del segmento mecánico de las semillas naturales multigérmenes. Solo se recomienda este tipo de semillas para las siembras de precisión. Supone un considerable ahorro en mano de obra en el aclareo respecto a las multigérmenes, pero es más costoso que las monogérmenes genéticas.-Monogermen genética: la monogermia se ha obtenido genéticamente. Este tipo de semilla supera en energía y vigor germinativo y por tanto, en nascencia, a las demás semillas. Al ser una semilla cara solo se recomienda en siembras semidefinitivas o definitivas. Se favorece la labor de aclareo.

Riego

El agua, es el factor que más influye sobre el peso y la riqueza de la remolacha azucarera; a la vez es el más difícil de manejar, por depender de muchos otros parámetros como climatología, tipo de suelo, profundidad de raíces, etc. El volumen de agua a emplear puede oscilar entre 50 y 70 l/m2, siendo aplicada desde mediados de agosto a principios de septiembre.

La remolacha necesita aproximadamente 20 l/m2 para nacer, pero si en un plazo de 15-20 días no ha recibido de nuevo agua, puede perderse la siembra.

La mayoría de suelos donde se cultiva remolacha, tienen una conductividad eléctrica inferior a 0.5 mmhos/cm, no obstante, si se presume que una parcela pueda ser salina, se recomienda efectuar un análisis, y si la conductividad eléctrica es igual o mayor de 3 mmhos/cm, es preferible no sembrar remolacha.

Los suelos arenosos tienen menor capacidad de retención de agua, por tanto los riegos tendrán que ser más ligeros y frecuentes; ocurriendo lo contrario en suelos arcillosos.

Abonado

Las exigencias nutricionales de la remolacha azucarera son elevadas y la fertilización debe tener en cuenta el ciclo vegetativo largo. Este exige por un lado fuentes disponibles y asimilables rápidamente y por otro lado nutrientes de acción prolongada y persistentes. Los suelos que tienden a compactarse deben ser abonados con productos orgánicos para mejorar su estructura.

Se recomienda aplicar 22000 kg/ha de un estiércol bien curado y bien repartido por el campo en una capa regular.

Nitrógeno. El abonado nitrogenado se debe aplicar 1/3 del total en fondo y 2/3 en cobertera (efectuando 1 ó 2 aplicaciones dependiendo de la fecha, tipo de abono, suelo, climatología...).

El exceso de nitrógeno aumenta el desarrollo foliar, pero disminuye la capacidad de movilización de los azúcares hacia la raíz.

El nitrógeno de fondo, en caso de utilizar abonos simples, se debe de aplicar con un abono amoniacal o ureico, cuya acción es lenta y , por tanto, con menor riesgo de ser lavado por las precipitaciones otoñales.

El nitrógeno de cobertera deberá aplicarse temprano. La primera aplicación, en caso de realizarse dos, se hará tras el aclareo, y unos 20 ó 30 días después la segunda. En el abonado de cobertera, se puede emplear indistintamente las formas nítricas, amoniacales o ureicas, dependiendo de factores como: fecha de aclareo, tipo de suelo, climatología, maquinaria disponible...

En ningún caso se realizarán aportaciones tardías de nitrógeno, pues alarga el ciclo de la planta, empeora la calidad y disminuye la riqueza.

Fósforo. El P2O5 no solo acelera el desarrollo de la primera edad sino que mejora el contenido en sacarosa. El valor promedio es de 150 kg/ha de P2O5 aplicados exclusivamente en abonado de fondo. En suelos con tendencia a la acidez se empleará fósforo de componente alcalino.

La eficacia del fósforo se manifiesta principalmente en los estados jóvenes de la planta, por tanto es recomendable enterrar este elemento lo más temprano posible para que esté disponible y asimilable en los primeros estados de la remolacha.

Potasio. Es necesario suministrar 200 kg/ha de K20. Las tierras que puedan tener bajo contenido en potasio son aquellas arenosas y sueltas, susceptibles al lavado.

Boro. es uno de los microelementos más importantes. Normalmente basta con 20 kg/ha de Borax repartidos con el abonado antes de la siembra, el inconveniente es conseguir un reparto uniforme, pero se pueden emplear combinaciones con boro, como el superfosfato de boro.

Magnesio. La carencia de magnesio, se hace visible con manchas amarillas en las hojas, ocurriendo frecuentemente en suelos ligeros. Se recomienda pulverizar con abonos líquidos que contengan magnesio.

Manganeso. Su carencia se manifiesta mediante puntos amarillos en las hojas, se debe pulverizar con abonos líquidos que contengan manganeso.

Malas hierbas

La importancia de las malas hierbas en el cultivo de la remolacha azucarera es primordial tanto en el aspecto técnico como en el económico; técnicamente por la dificultad de controlar las malas hierbas, y económicamente por la repercusión en los costes de producción y en el producto bruto final, bien sea utilizando la escarda manual, mecánica o la aplicación de herbicidas.

Recolección.

La recolección costa de las siguientes operaciones: deshojado, descoronado, arranque y carga. Todas estas operaciones pueden ser realizadas por una misma máquina (cosechadoras integrales) o bien ser realizadas por máquinas independientes (equipos descompuestos). A su vez estos equipos descompuestos pueden ser objetos de un reagrupamiento, de tal forma que se reduzca el número de pasadas para completar la recolección.

Como ventajas más importantes de combinar varias operaciones en una sola están, además de reducir el número de pasadas sobre el terreno, el ahorro de mano de obra y medios de tracción.

Valor nutricional

La raíz de la remolacha tiene una armadura celulósica, que constituye del 4-5% de la remolacha. El extracto seco de la raíz representa alrededor del 25% del peso de esta y lo componen la armadura celulósica y otras materias tanto orgánicas como inorgánicas. El agua constituye otro 75%.

El azúcar contenida en la remolacha es la sacarosa, un disacárido constituido por dos moléculas de hexosa unidas mediante un puente de oxígeno, siendo su fórmula química: C12H22O11.


Documentación

http://www.infoagro.com
http://es.wikipedia.org/