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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Enseñando a follar a mi sobrino
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Querido Bedri:

Ya te hablé de mi sobrino, el gran follador, ahora quiero hablarte de mi otro sobrino, el gran semental. Es un poco mayor que el otro y mucho menos atlético, es un tirillas pero folla de vicio. Es escuchimizado, tiene barbita de chivo, es dinámico, simpático, educado, listo, incansable y maravilloso follándome.

Hace tiempo que follamos, desde que siendo un jovencito inexperto le sorprendí desolado y medio lloroso pasando las páginas de una revistilla porno. Supongo que la sorpresa o la propia desesperación de verse superado por las circunstancias le hizo sincerarse conmigo, su tía preferida. Me contó que había tenido sexo con su novia de siempre y que había sido un desastre. Como si la primera vez de los demás hubiera sido maravillosa. La mía fue increíble pero también he padecido primeros polvos horrorosos y frustrantes. Mi vagina ha sido testigo de varios de ellos.

Lloroso y medio hipando se deshacía en lamentos cuando de repente hizo una propuesta que me dejó asombrada ―Enséñame a follar tía―. No supe que contestarle pero continuó ―Enséñame como se folla― Y se me abrazó fuerte apoyando su cabeza sobre mi pecho.

Yo ya había follado mucho pero nunca pensé hacerlo con alguien tan joven y que además fuera de mi familia. Eso me desconcertaba bastante pero sus manos rozándome las nalgas y su aliento colándose entre mis tetas me hicieron sentir esa maravillosa sensación entre las piernas.

Le hice separarse y le tome del mentón para levantarle la mirada y cruzarla con la mía ―¿Qué quieres que te enseñe exactamente?

―Quiero que me enseñes a follar bien para hacerlo con mi novia y no decepcionarla― dijo casi susurrando.

―¿Y cómo quieres que te enseñe si no es lo mismo la teoría que la práctica?― Le pregunté con su mismo tono de voz.

―Si puedo hacerlo contigo …― Y no acabó la frase.

―¿Quieres acostarte conmigo y follarme para aprender a follar bien y luego hacer el amor con tu novia y ser un experto?― Le volví a preguntar creo que con voz sensual, la creciente excitación me empujaba a ello. Dio un respingo y se le alegró el semblante y con voz muy alegre y casi en grito exclamó ―¿Me dejarás follar contigo para aprender? ―, pero la expresión fue aún mucho más alegre cuando le expuse mis condiciones. Especialmente que nunca nadie se podía enterar. También le dije que los límites los pondría y yo que sería también quien controlara la relación. Establecimos que sería solo una cuestión de puro sexo, eso si, muy didáctica e instructiva.

La primera lección fue desnudarme y comerme las tetas. Le pedí que me quitara la ropa y como fue bastante torpe e impulsivo, me volvía a vestir y le pedí que lo repitiera pero dándole yo las instrucciones. Cuando me tuvo desnuda volvimos a repetirlo todo, volví a vestirme y el volvió a desnudarme. Lo repetimos varias veces, no muchas, y cada vez lo hacía mejor.

Me pareció apreciar que se fijaba en mis tetas y al hacérselo notar me pidió que le enseñara a besarlas y chuparlas porque a su novia le gustaba. La verdad es que en esta ocasión no fue nada torpe. Luego me explicaría que lo había hecho varias veces. El caso es que me excité mucho y jadeaba hasta casi el orgasmo con sus jugueteos de lengua sobre mis pezones superduros. Así que me vestí, le llevé a mi habitación, y le dije ―Vamos a hacer una prueba de aprovechamiento, un examen, tienes que repetir todo lo que hemos ensayado, a desnudarme y a comerme las tetas. Si lo haces bien me la metes ¿Quieres?―. Evidentemente aceptó, me desnudó aceptablemente bien, me comió las tetas de lujo y apenas me dio tiempo a acostarme en la cama cuando ya lo tenía encima. Solo le detuve para pedirle que se pusiera el condón, no lo hizo bien y no hubiera aprobado pero tenía demasiadas ganas de polla como para ponerme en el papel de profesora estricta. Afortunadamente soy muy rápida para correrme y el condón cumplió su efecto retardante así que casi coincidimos en el orgasmo, yo primero pero por décimas de segundo.

A la semana siguiente apareció en casa para la siguiente lección que fue ponerse en condón. Se puso media docena, hasta que me di por satisfecha. Le llevé a la habitación y le volvía a examinarle, del tema anterior y de este. Acabó metiéndomela aceptablemente bien. Mi orgasmo resultó bastante sonoro.

A la tercera cita apareció con un regalo, una pulserita tobillera que me colocó una vez me tuvo desnuda y que me sigo poniendo cada vez que follamos. En esta ocasión, repasamos las lecciones anteriores. Cada vez lo hace mejor. Aprende rápido.

Así estamos hasta ahora, practicamos semanalmente una postura del Kamasutra o de la última película porno que él haya visto. Hubo más de un fin de semana que dedicamos exclusivamente a imitar todas las posturas de una película en concreto. Me corrí más que las protagonistas y lo mío fue autentico. En una película en concreto, había varias escenas de sexo anal que yo no había practicado, por miedo y por falta de la pareja adecuada. Mi sobrinito me lo propuso y al fin de semana siguiente desvirgó mi culo ¡Y me encantó!. Fue una enculada maravillosa, nunca pude imaginar que mi culo fuera tan gratificante.

Cada vez que se acuesta con su novia, me lo cuenta y repetimos todo lo que ambos hicieron para pulir defectos y corregir errores. No es que tenga muchos, a veces ninguno, pero a mi me encanta que me folle como folla a su novia de toda la vida, una chica jovencita y deliciosa a la que comienzo a mirar con ojos de tía que se folla a su novio, ya me entiendes. Me gustaría comerle esas tetitas pequeñas y duras que vuelven loco a mi sobrinito.

En una ocasión me llevó a la playa en su coche. Como la playa era discreta me desnudé. Se asombró que lo hiciera en público y me advirtió que vendrían sus amigos en breve así que me vestí el bikini pero cuando quedamos solos volvía denudarme, esta vez los dos pero no sucedió nada, había demasiada gente. Al volver fue otra historia, le pregunté si había follado a su novia en el coche y dijo que en ese no, era nuevecito, le propuse que lo estrenara conmigo. Aparcamos entre unos matorrales y me hizo pasar al asiento de atrás Se sorprendió agradablemente cuando al quitarme el vestido de playa vio que no llevaba nada debajo. Me echó un polvo salvaje. Me estrujó entera y me besó todo el cuerpo. Me hizo ponerme sobre él, a horcajadas, me la metió como con ansia y pasó sus manos por mis nalgas para elevármelas y temerte el dedo en el culo. Me corrí tanto que el olor a hembra y sexo permaneció todo el viaje pese a hacerlo con las ventanillas del auto abiertas. Luego, al llegar la ciudad, me pidió que le acompañara. Me llevó a un bareto con terraza donde le esperaban sus amigos. Así que allí me tenías, con un vestido de playa, ese que conoces, sin sujetador ni bragas, oliendo a hembra en celo y rodeada de muchachotes salidos que no quitaban los ojos del escote esperando que mis tetas se liberaran. O de mi falda esperando el golpe de viento que les mostrara el culo que evidentemente estaba desnudo. Al día siguiente, mi sobrino reconoció que me había llevado allí para para presumir de tía macizorra y que les había encantado. Acabó confesándome que uno afirmaba haberme visto el coño. Ambos sabemos que es mentira porque el mirón había relatado abundante pelo. Y estaba absolutamente depilada. Aunque es por temporadas, a veces me gusta cierta decoración en esa zona. No creo necesario decirte que mi gran semental me folló en casa después de dejar a sus amigos. Me hizo la postura nosequé, me colocó sobre el costado derecho en la mesa del comedor, levantó mi pierna izquierda y me metió la polla de un solo movimiento, tan excitados estábamos. Dio fuerte, un buen rato, estuvo esplendido. Me corrí varias veces. Luego hizo una cosa que a mi no me gusta mucho pero a él le encanta y se lo consiento. Sacó la polla y acabó sobre mi, manchándome de semen el vientre y las nalgas. Luego me arrodillé y le hice una limpieza de polla de esas que tanto gustan. Le hice una chupada concienzuda, tanto que se corrió otra vez y dejé al caer sobre las tetas. También me folló al día siguiente cuando me narró la reacción de sus amigotes. Esta vez me hizo la postura nosequé, a mi lo que me importa es follar y me encanta cualquier postura. La postura del misionero es mi predilecta, esa nunca me la quiere hacer pero acostumbro a camelarlo porque me encanta sentir su aliento en mi cuello y sentir sus estremecimientos sobre mi cuando se corre en mi interior.

Con este sobrino follo con condón solo cuando hacemos el simulacro de polvo con su novia o cuando repasamos el último que echó. Los demás son siempre sin condón. Aunque en alguno, que era imitación del que veíamos en la película porno, se ponía condón si eso tenía algún aliciente especial. Le gusta mucho que se lo ponga con la boca y me he convertido en una experta.

Creo que se ha puesto de acuerdo con su otro primo. De alguna manera se lo han contado porque me ha propuesto hacer un trío en más de una ocasión. Me encantaría tener las pollas de ambos dentro de mí al mismo tiempo. También me gustaría que mi tío, o mi adorable vecino del sexto les dirigiera la follada y les diera instrucciones para que me follaran mejor que nunca. Estoy convencida que sería una gozada. Cada vez me vuelvo más atrevida, menos discreta, ya no me importa tanto que alguien me pueda ver desnuda o follando, mis experiencias en el Caribe de sexo al aire libre con público resultaron muy excitantes y aún más gratificantes. No me importaría mucho volver a follar siendo observada, siento excitación solo de pensarlo. Mi culeador favorito se ha dado cuenta y me ha propuesto grabarme en vídeo follando, sé que me ha hecho alguna foto a escondidas. También se las has hecho a su novia y me las ha mostrado. Cuando me las mostró me di cuenta que cada vez me gustan más las mujeres, sobre todo después de aquel fin de semana con Luchy. Creo que siempre tuve impulsos bisexuales.

Hace poco, hablamos de una teórica película pornográfica amateur donde una sensual y tractiva mujer hacía el amor con varios jóvenes. Supongo que él pensaba en sus amigos, yo también, pero es demasiado arriesgado. Alguno podría irse de la lengua y descubrirse mi vida sexual secreta tan activa. Como a mi sobrino le gusta mucho, la escena cumbre sería con todos los jóvenes en círculo eyaculando sobre la cara y tetas de la mujer, o mejor dicho, las mías. Me corrí mientras me lo contaba y me follaba con el juguetito negro. Lo de mujer blanca follada por hombre negro también es un tema que trata para una imaginaria peli porno. No lo sabe, pero estoy segura que se imagina que su tía ya la ha follado un negro. Ciertamente han sido varios. Puede que un día acepte si me garantiza total anonimato.

A mi semental le encantan mis tetas que soba y chupetea insistentemente aunque ahora empieza a fijarse en mi culo, debe de ser que va madurando. Es el mejor culeador que he tenido, nadie me la mete por el culo tan bien.

Es el responsable del paulatino aumento de mi colección de pequeños objetos inanimados. De vez en cuando me hace un regalo que puede ser uno de estos juguetitos que utilizamos como attrezzo de los remedos de película pornográficas que tanto le gusta hacer. Pero también me ha regalado pulseritas, colgantes, diversos complementos y ropita. Tengo un buen número de braguitas diminutas, tangas minúsculos, sujetadores trasparentes o que dejan el pezón descubierto, bikinis que se pegan a la piel al mojarse, vestidos semitransparentes, ropa ajustadísima, lencería muy insinuante. Ya sabes donde trabaja.

Q.

 

 

Cartas de Q

Q es un amiga que nos cuenta su ajetreada vida sexual en forma de cartas, periódicamente nos envía una para darnos a conocer su intensa vida sexual. Discreta como pocas, es una mujer que disfruta del sexo intensamente practicándolo de forma entregada y libre.

Dispone de un amplía lista de compañeros de juegos y también de compañeras. Desde sus sobrinos, tío, vecino, amigas, hijos de sus amigas, en definitiva, cualquiera que sea capaz de cumplir sus exigencias sexuales.

Van dispuestas según se han ido recibiendo, la más antigua arriba y la más moderna al final, aunque cronológicamente no sigan el orden establecido.

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