Las conservas en
aceite de oliva se
conocen en Europa desde tiempos de los griegos y etruscos. Hoy que el
problema de la conservación de alimentos no es tan acuciante, las conservas
bajo
aceite de oliva son un precioso
complemento del menú. Las conservas, además, aportan la posibilidad de poder
tomar productos fuera de temporada, conservando casi en su totalidad
las
vitaminas,
proteínas y
nutrientes de estos.
No utilizar detergentes ni desinfectantes que destruyan la flora
microbiana.
Eliminar de posibles gérmenes sometiendo a los vegetales a una cocción
previa o escaldado durante 5 minutos.
Mantener una escrupulosa higiene a la hora de manipular los alimentos:
manos, ropa, pelo, utensilios, etc.
Esterilizar los utensilios que vayan a usarse en la elaboración como
coladores, pinzas o botes, hirviéndolos para ello en agua durante 15
minutos.
Manipular los tarros sujetándolos por el cuello una vez esterilizados.
Utilizar ollas, cacerolas y cazos de acero inoxidable, cristal o
porcelana.
Usar tarros de boca ancha preferentemente, con bordes gruesos que resistan
bien las altas temperaturas.
Los más aconsejables son los que tienen un anillo de goma o una tapa de
vidrio o de metal sujeta al tarro por algún tipo de muelle o de clip
sujetador.
Utilizaremos frascos no demasiado grandes, preferiblemente de 500 cc.
Distribuir el alimento aprovechando la capacidad del bote dejando un
espacio de un centímetro en el borde superior.
Dejar reposar e incluso golpear para que se vayan las posibles burbujas
antes de poner a cocer el tarro. El aire que quede dentro puede hacer que
fermente la comida.
Una vez se introduce el producto en el envase hay que cerrarlo y meterlo
en una olla a presión para que quede envasado al vacío por unos 20 minutos
aproximadamente. Sin olla a presión se puede recurrir a un
baño María. El
tiempo necesario para que quede cerrado al vacío suele ser el doble que el
necesario con una
olla express. No obstante el tiempo depende de la cantidad
y del tipo de producto. Siempre, una vez, terminado el tiempo de cocción se
deberá comprobar que el envase ha quedado cerrado herméticamente, si no es
así se deberá continuar con el proceso de cocción.
Si se dispone de una rejilla de madera ponerla en el fondo y colocar los
francos sobre ésta para evitar que toquen el fondo ni se toquen entre sí.
Cubrir con agua de modo que esta supere en 5 ó 6 centímetros la altura de
los frascos y dejar que el agua hierva.
Si elabora varias conservas, etiquete cada tarro con el nombre del
producto y la fecha en que se preparó.
Las conservas al vacío duran años, pero es mejor consumirlas antes de 12
meses desde su elaboración.
El aceite de la conserva es un perfecto aliño para una ensalada una vez
consumida la conserva.
Desechar aquellas que tengan alguna rotura o raja, o bien la tapa
abultada, que suele ser signo inequívoco de actividad bacteriana.
Las condiciones ideales de almacenamiento exigen temperaturas medias, sin
soportar más de 30º C, y lugares donde el sol no incida directamente sobre
el vidrio.
El tiempo transcurrido entre proceso y proceso (limpieza, cocinado,
envasado) deberán ser cortos y recurriendo al frigorífico siempre que sea
necesario.
Desechar también aquellas cuya tapa no opone resistencia al abrirla.
Observar que la conserva no presente olores extraños, ni presente moho en
la parte inferior de la tapa o paredes.
Observar que la conserva no haya fermentado.
Una vez abierta, guardar la conserva en la nevera, y consumir en los 2 a 3
días siguientes.
Las conservas servidas y no consumidas en ningún caso volver a introducir
en los frascos de las conservas.
Ante cualquier duda sobre el estado de la conserva, tírela y hágala de
nuevo. Seguro que la siguiente sale bien.