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Asturias
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Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa
Una vista de la Ría desde la carretera que va al Gobernador, Al fondo se ve el monte de Rodiles y en segundo término, la casa blanca de la derecha, la Enciena, un antiguo molino de marea.. Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa
Otra vista de la Ría desde el mismo sitio que la anterior. Se puede ver la fábrica de sidra de la Espuncia y a media altura, a la derecha de la foto El Calieru. Situación de la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa
Situación Mapa de la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa
Mapa de carreteras Mapa de la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa
Mapa de la reserva Fotografía aérea de la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa
Fotografía aérea

La Ría de Villaviciosa es uno los estuarios mejor conservados y de mayor calidad ambiental de la costa cantábrica. Desde 1995 se encuentra incluida en la Red Regional de Espacios Naturales Protegidos del Principado de Asturias bajo la figura de Reserva Natural Parcial. Tiene una superficie 10.85 km2.

La Ría de Villaviciosa presenta una planta casi triangular de unos 8 km de longitud, desde Puente Güetes a la playa de Rodiles, y una anchura que oscila entre los 1.000 m, a la altura de Misiegu, y los 200 e n su parte más meridional.

El origen de la Ría, al igual que el de la mayoría de los accidentes de la costa cantábrica, se debe a una compleja sucesión de transgresiones y regresiones marinas, relacionadas con procesos epirogénicos tras la deformación alpina y con los efectos de las glaciaciones.

El territorio declarado Reserva Natural Parcial pertenece en su totalidad al concejo de Villaviciosa.

El concejo, con una superficie de algo más de 276 km² y una población que supera los 14.000 habitantes, es uno de los 20 concejos costeros del Principado de Asturias.

Uno los valores más destacados de la Ría es su vegetación. Además, por sus peculiares condiciones ambientales, da cobijo a especies de gran singularidad, amenazadas a nivel mundial por la degradación de este tipo de hábitats.

Accesos

Accesos desde Gijón por la N-632. Desde Oviedo por la autopista A-8 hasta Lieres y luego por la Regional AS-113 que va hasta Tazones.

Antecedentes

La capital municipal, La Villa originalmente Maliayo, es el principal núcleo urbano con una población que

ronda los 4.800 habitantes. Situada en el extremo sur de la Reserva, dista unos 30 km de Gijón y 42 de Oviedo. La Ría ha sido un elemento fundamental en la articulación del territorio municipal y aun hoy continúa siéndolo.

Villaviciosa fue fundada por Alfonso X en 1270 para la defensa contra los piratas que asolaban las costas y fue aquí donde desembarcó Carlos I, en 1517, cuando vino de Flandes a tomar posesión del Reino.

Ya durante el siglo XVI se tienen noticias sobre el tráfico fluvial, con un fondeadero en El Puntal, muy cerca de la bocana de la ría, y un atracadero en el puente Güetes, en la cola del estuario. El embarque se realizaba en dos tiempos, los barcos de calado mediano fondeaban en El Puntal, tras atravesar la barra arenosa, y de allí las mercancías se trasladaban en gabarras hasta el embarcadero de Puente Güetes.

Desde Villaviciosa, se exportaban salazones, productos artesanos, maderas y frutos y se importaban aceites, paños, vino y sal.

Este sistema preindustrial no llegaría nunca a consolidarse debido a los problemas de calado de la ría, derivados de la escasa entidad del caudal fluvial.

A lo largo del s. XIX, los industriales maliayos intentaron en repetidas ocasiones lograr los fondos necesarios para el drenaje del estuario y la construcción de un puerto de mayor calado, llegándose a redactar, en 1866, un proyecto que pretendía la construcción de una dársena en El Puntal y otra en la cola de la ría, unidas ambas mediante un canal. A la larga, las obras se limitaron a la construcción de la primera de las dársenas y la canalización de la ría entre ésta y la barra arenosa de entrada.

Las obras de mejora del puerto estuvieron siempre ligadas a los diferentes proyectos de construcción de una vía férrea que comunicara la cuenca minera de Lieres con el puerto de Villaviciosa para efectuar el embarque del carbón. No obstante, dichos proyectos no llegaron nunca a cuajar, consolidándose en cambio como puertos carboneros los de Avilés, San Esteban de Pravia y Gijón. La Ría de Villaviciosa quedó de ese modo fuera de los flujos principales de tráfico de mercancías, coyuntura histórica que ha permitido que conservara hasta nuestros días sus características naturales.

La calidad paisajística y la proximidad a Gijón han provocado que, en las últimas décadas, Villaviciosa se haya convertido en un destino muy apreciado para las actividades turísticas y recreativas, con una notable presión de la urbanización en el entorno de la Ría, principalmente de segundas residencias.

La Ría de Villaviciosa constituye uno de los espacios naturales de mayor interés de la costa asturiana, tanto por las características de su vegetación y fauna como por los procesos geomorfológicos y ecológicos que en ella se desarrollan.

El estuario recibe un escasísimo caudal de agua dulce, lo que determina una acusada influencia mareal que permite el desarrollo de grandes áreas de marisma halófila, es decir, de las comunidades vegetales más tolerantes a la salinidad marina. La escasa influencia fluvial se manifiesta además en la formación de amplios bancos de fango durante la bajamar, áreas que constituyen el hábitat idóneo para multitud de especies de aves limícolas migratorias.

Medio natural

Desde el punto de vista geológico, el estuario de Villaviciosa se enmarca en la Cuenca Mesozoico-Terciaria de Asturias, y dentro de ésta en la Cuenca de Gijón-Villaviciosa. Dicha unidad estructural y estratigráfica constituyó una cuenca de sedimentación durante los periodos Triásico, Jurásico y Cretácico inferior.

Los materiales geológicos del entorno del estuario son permotriásicos y jurásicos, alojándose en su vaso extensos sedimentos cuaternarios. Los materiales jurásicos son los más abundantes, tratándose en su mayor parte de calizas y margas que predominan en la margen occidental y nororiental del estuario, aunque también afloran arcillas amarillentas y margas, así como una banda de conglomerados silíceos y areniscas en la punta de Rodiles. Los materiales más antiguos pertenecen al Triásico, correspondiéndose con arenas margosas del Pérmico, por encima de las cuales se sitúan conglomerados y areniscas rojas triásicas, que afloran principalmente en la zona sur oriental de la Reserva.

La Ría de Villaviciosa debe su origen, al igual que la mayor parte de los accidentes geográficos de la Costa Cantábrica, a una compleja sucesión de transgresiones y regresiones marinas, relacionadas con procesos epirogénicos tras la deformación alpina y con los efectos de las glaciaciones.

En el periodo comprendido entre los 80.000 y los 9.000 años a.C., durante el Pleistoceno Superior, una gran glaciación (Glaciación del Würm) provocó un descenso del mar. Los ríos excavaron y profundizaron entonces su cauce, originando en su tramo final profundos valles. Una vez que los hielos se hubieron retirado, el mar recuperó su nivel anegando los valles, originándose así el tipo de estuarios al que pertenece el de Villaviciosa, los estuarios de valle sumergido.

De modo particular, el estuario presenta una orientación SO-NE extendiéndose principalmente por su margen derecha, estas características se deben tanto a factores estructurales como litológicos. La existencia de una gran falla (Falla de Villaviciosa), con idéntica dirección a la del estuario, que separa los materiales poco erosionables de la margen occidental (principalmente calizas y margas jurásicas) de los altamente erosionables de la ribera oriental (arenas y arcillas margosas y conglomerados) han condicionado la orientación del estuario y la mayor extensión de la margen derecha.

En este estuario los aportes de agua y sedimentos fluviales provenientes principalmente del río Valdediós pero también del Nabla, el Valdebárcena y el Viacaba, son bastante escasos teniendo el mar un papel primordial, hasta tal punto que, sea cual sea cual sea el nivel de marea, se produce una mezcla total de aguas dulce y salada, predominando las salinidades elevadas. Esta situación favorece que la ría presente un alto grado de colmatación sedimentaria, lo que origina un gran número de unidades morfosedimentarias.

Una de las principales características geomorfológicas del estuario es su alto grado de colmatación sedimentaria, hecho que favorece la formación de diferentes ambientes. Los sedimentos arenosos, de mayor tamaño de grano, son de origen marino y son introducidos en el estuario por el flujo mareal. Al contrario, los limos que forman las llanuras fangosas son de origen fluvial. La distribución de las arenas sigue el modelo general en la costa asturiana y los mayores arenales se sitúan a la derecha de la ría, depositados allí por las corrientes litorales dominantes de componente Oeste a Este.

El geólogo Germán Flor diferencia por sus características geomorfológicas las cuatro unidades que se describen a continuación.

Desembocadura ; que constituye un complejo morfológico con predominio de los depósitos arenosos. El más evidente es la playa de Rodiles, que se extiende al este de la desembocadura con 1 km de longitud y 350.000 m2 de superficie en bajamar. La acción del viento crea en Rodiles un campo dunar que cierra por el sur la playa y donde se pueden reconocer dunas primarias, o móviles, y dunas secundarias, o fijas, estas últimas muy alteradas.

Bahía arenosa : que se extiende sobre la ensenada de Misiego y al sur de El Puntal. A ambos lados del canal principal aparecen amplias llanuras arenosas de superficie rugosa decorada con ripples, rizaduras en la arena producidas por las corrientes y oleajes internos. Bordeando estas llanuras se encuentran las playas estuarinas, depósitos arenosos planos. La acción del viento sobre la arena seca modela pequeños campos dunares.

Llanuras fangosas : que forman la unidad de mayor extensión. Los sedimentos están formados por una mezcla de limos, arenas y materia orgánica. Esta composición hace que se trate de un área de gran productividad, lo que favorece el desarrollo de la vegetación. Parte de esta superficie ha sufrido procesos de desnaturalización para albergar usos agrarios o urbanos, son los denominados porreos.

Canal superior: donde predomina la acción fluvial. El canal principal se transforma progresivamente en un cauce de río cuyas márgenes se encuentran fuertemente antropizadas.

Flora

En la Ría de Villaviciosa concurren cuatro grandes tipos de medios naturales: las playas y dunas, el estuario, los acantilados y la rasa costera. La descripción que se realiza a continuación se centra en los dos primeros por ser los más singulares y los que han determinado la protección de ese espacio.

El elevado grado de conservación de la Ría de Villaviciosa convierte este espacio en una referencia para el conocimiento de los ambientes estuarinos. Ello se hace especialmente patente en el caso de su flora y vegetación, cuya singularidad reside en la presencia de un buen número de especies amenazadas y de escasa o única distribución en el litoral asturiano.

Entre sus elementos más singulares destacan las especies Spartinamaritima, Suaeda vera y Sarcocornia fruticosa , que tienen en la ría de Villaviciosa su única localidad en Asturias.

Las diferentes características ambientales a lo largo del estuario determinan la aparición de una gran diversidad de hábitats que se pueden agrupar en dos grandes unidades ambientales: la marisma y las playas y dunas.

Las playas y dunas

Riu Llames, Villaviciosa
Playa de Rodiles

Las playas constituyen medios extraordinariamente hostiles para la vida. El único lugar adecuado para el desarrollo de la vegetación es el límite superior, allí donde sólo llegan las pleamares y se depositan arribazones, restos de algas, animales y leñas que aportan los compuestos químicos esenciales para su crecimiento. En las playas de Rodiles y Misiego, únicamente se desarrollan ya algunas poblaciones de rucamar (Cakile maritima subsp. integrifolia).

Por detrás de la línea de arribazones la vegetación es la característica de las dunas embrionarias, medios más estables, sólo alcanzados por el oleaje durante los mayores temporales del año y con menores aportes de nitrógeno. La planta más abundante es la grama de mar (Elymus farctus subsp . boreali- atlanticus), especie cuyos largos rizomas forman un entramado subterráneo que evita el arrastre por el mar o el viento. Tras las dunas embrionarias se sitúan las denominadas dunas blancas y grises, en las primeras domina otra gramínea rizomatosa, el barrón (Ammofila arenaria subsp. australis ) y en las segundas llega ya a desarrollarse una somera capa de materia orgánica sobre la que crecen musgos y pequeñas matas. En las dunas de Rodiles, sin embargo, el área que correspondería a dunas blancas y grises aparece ocupado por plantaciones de eucalipto y apenas pueden reconocerse las comunidades vegetales originales. Destaca, no obstante, la presencia de la manzanilla bastarda (Helicrysum stoechas), de la que recientemente se han citado algunos ejemplares.

Las marismas

En los estuarios asturianos pueden diferenciarse dos grandes ambientes: el de la marisma halófila y el de la marisma subhalófila. En el primero la influencia mareal es muy acusada y con ello la salinidad de las aguas. En el segundo, dicha influencia es contrarrestada por las aguas dulces aportadas por los cauces fluviales que desembocan en el estuario. Obviamente, cuanto menor sea dicho caudal, mayor será la superficie ocupada por la marisma externa halófila.

El estuario de Villaviciosa es un claro ejemplo de ello, los ríos Linares y Sebrayu dan lugar a un escaso aporte de aguas dulces y la influencia marina se deja sentir durante la pleamar casi hasta el fondo de la Ría. Estuarios de similares características debieron ser los de Aboño, Gijón y Avilés. Sin embargo, todos ellos han sido casi completamente de destruidos, de ahí la importancia que para la conservación de la naturaleza tiene la protección de la Ría. El resto de grandes estuarios de Asturias , el del Eo o el del Nalón, por ejemplo, son alimentados por cauces mayores y en ellos tiene gran representación el área ocupada por la marisma subhalófila.

Las marismas constituyen medios de extraordinaria complejidad biológica y de gran productividad. La diversidad de la marisma halófila queda evidenciada por las numerosas comunidades vegetales que llegan a reconocerse.

En las zonas de mayor profundidad del estuario de Villaviciosa, cubiertas por las aguas en la mayor parte de las bajamares, crece la seda de mar ancha (Zostera marina), especie protegida por la normativa autonómica que en Villaviciosa está escasamente representada, siendo mucho más abundante en la ría del Eo, su otra localización asturiana.

Sin embargo, en zonas que quedan al descubierto en la mayoría de bajamares crece la seda de marestrecha (Zostera noltii), especie también protegida por la normativa autonómica y muy abundante en Villaviciosa. La seda de mar estrecha ocupa amplias zonas del estuario desde el islote arenoso de El Bornizal a los Muelles de la Espuncia, casi en la cola del estuario. La comunidad sufre no obstante la importante agresión que supone la intensidad de las actividades de extracción de xorra para su uso como cebo de pesca.

En áreas más elevadas topográficamente aparecen comunidades de hierba salada (Spartina maritima), especie de mayor porte que favorece la retención de nutrientes y sedimentos, permitiendo luego la colonización por comunidades más ricas y estructuradas. Las praderas de hierba salada más extensas se sitúan por encima de las comunidades de seda de mary principalmente en el islote de El Bornizal, hacia la cola del estuario su presencia se reduce a retazos de muy pequeña extensión que no llegan más allá de los Muelles de la Espuncia. La ría de Villaviciosa constituye la única localidad de la especie en todo el litoral asturiano.

El papel primocolonizador de la hierba salada facilita la instalación de diferentes comunidades de porte bajo y almohadillado. Casi en el límite de las pleamares crecen matorrales de sosa de las salinas(Sarcocornia perennis) y, a un nivel superior, donde sólo son alcanzados por las pleamares más fuertes, matorrales de salicor duro (Sarcocornia fruticosa ), que es sustituido en las estaciones más arenosas por la salobreña (Halimione portulacoides).

Todas ellas son comunidades muy escasas que tienen cierta importancia en el islote de El Bornizal y la bahía de Misiego y que van reduciendo su significación a medida que se avanza hacia la cola del estuario, ciñéndose a las márgenes del canal y los bajos arenosos más importantes.Halimione portulacoides y Sarcocornia perennis aparecen en otros estuarios de Asturias, pero Villaviciosa constituye la única localidad asturiana de Sarcocornia fruticosa.

Por encima de las cinturas de vegetación descritas, en las posiciones más elevadas y siempre sobre sustratos bien drenados, pedregosos o arenosos, aparecen matorrales de Suaeda vera, pequeño arbusto que a lo largo del litoral cantábrico sólo se ha citado en los estuarios de Villaviciosa y Suances. En Villaviciosa es no obstante escasa y sólo puede ser observada en el islote del Bornizal o L'Ancienona de Seloriu.

Más abundantes, sobre todo en el islote de El Bornizal, son las comunidades de llantén de mar (Plantago maritima) y acelga salada (Limonium vulgare), que ocupan depresiones inundadas en la pleamar y de las que el agua desaloja difícilmente por un drenaje deficiente. La acelga salada es especie protegida y además de en Villaviciosa aparece sólo en la Charca de Zeluán, donde pervive una población muy precaria. Otras especies de la marisma halófila de Villaviciosa y exclusiva de este estuario son las anuales Suaeda maritima y Suaeda albescens , que ocupan durante el verano claros de los matorrales de salicor duro y salobreña.

Considerando la escasa entidad del aporte de aguas continentales, la marisma subhalófila no debió ocupar en el pasado una gran superficie. Sin embargo, la creación de diques para frenar el avance de las mareas, propició el uso agrícola y ganadero de amplias áreas de la marisma, los popularmente denominados porreos , incrementando la superficie de lo subhalófilo en detrimento de la marisma halófila.

Las áreas más deprimidas de los porreos, es decir las márgenes de los canales de drenaje y las zonas cercanas a la marisma halófila, sufren aún inundaciones de agua salina durante las mareas más vivas y aparecen pobladas de densos cañaverales de Scirpus maritimus var. compactus , ciperácea de fuertes rizomas y hasta un metro de altura. Por el contrario, allí donde la salinidad es más reducida, los canales son ocupados por cañaverales anfibios de carrizo (Phragmites australis), que sirven de lugar de refugio a multitud de aves acuáticas. Además, en las zonas no inundadas y de salinidad reducida, dominan los juncales de Juncus maritimus , que en puntos muy concretos pueden albergar poblaciones de la malvácea protegida malvavisco común (Althaea officinalis).

Los juncales de Juncus maritimus han sufrido muy intensamente la agresión humana al ocupar áreas de potencial uso agrario. El pastoreo y laboreo agrícola han hecho que gran parte de los antiguos juncales de Juncus maritimus hayan sido transformados en prados, con un uso agrario de escasa productividad.No obstante, en los últimos años, se aprecia una disminución de la utilización de estas zonas que favorece la lenta recuperación de las comunidades naturales. En la actualidad las comunidades subhalófilas mejor estructuradas se localizan en las ensenadas laterales de la ría. Sobre todo en La Encienona de Selorio, en el Porréu de Villaverde y en el de Misiego.

Una comunidad de gran interés es la de la acuática broza fina (Ruppia maritima) que coloniza charcas de agua salobre en las colas de los estuarios y que en la actualidad persiste en una única estación de muy escasa superficie al norte de la fábrica de sidras de El Gaitero.

En el porreo del Cierrón es posible observar la coexistencia de especies de los prados húmedos con las propias de los marjales (Juncus maritimus, Cotula coronifolia ). En los bordes del porreo aparecen plantaciones de tamarisco, Tamarix gallica, especie arbustiva utilizada para favorecer la fijación de los porreos.

Fauna

La gran cantidad de partículas orgánicas que el agua va depositando en la ría mantiene una gran población de invertebrados. Entre los más comunes se encuentran especies como el berberecho, la xorra y la almeja fina. Se encuentran en la ría una treintena de especies de peces, en su mayoría de hábitos costeros que, por lo general, no alcanzan zonas muy alejadas de la desembocadura. La lubina y el sargo son dos de las especies más apreciadas por los pescadores.

Por su estratégica situación, la Ría es un lugar de vital importancia para el descanso de miles de aves acuáticas durante la migración e invernada. Aquí encuentran el alimento que necesitan para continuar con su agotadora travesía, así como refugio para afrontar los rigores invernales.

Las llanuras fangosas son, sobre todo, el territorio de las aves limícolas. Estas aves recorren los suelos poco compactos de la marisma, rebuscando invertebrados de los que alimentarse durante la bajamar. Zarapitos, archibebes, chorlitos, correlimos y ostreros son algunos de los limícolas más abundantes en la ría. También acuden aves pescadoras, tanto continentales, como el zampullín chico, el somormujo lavanco o el cormorán grande, como marinas, entre las que destacan varias especies de gaviotas, el negrón o el charrán patinegro. En las zonas más alejadas de la desembocadura, charcas poco profundas dan cobijo a garzas, patos y otros animales acuáticos. En primavera los cantos nupciales delatan durante la noche a las ranas y al amanecer a pequeños pájaros de colores pardos, que de otro modo pasarían desapercibidos.

El grupo faunístico de más fácil observación en la Ría de Villaviciosa es el de las aves acuáticas. Los estuarios son medios de gran interés para éstas, por la tanto por la diversidad de recursos alimenticios que ofrecen, peces, crustáceos, moluscos, gusanos, etc., como por la abundancia de éstos.

La mayor parte de las aves acuáticas son migradoras . La migración les permite utilizar aquellas áreas que ofrecen gran riqueza de alimentos en ciertas épocas del año, pero resultan poco hospitalarias o completamente inhabitables en otras. Este hecho explica que espacios de muy pequeño tamaño puedan soportar puntualmente enormes poblaciones de aves.

Las rías de la costa cantábrica desempeñan un papel crucial para las poblaciones migradoras de aves de Europa. El litoral cantábrico es el refugio de invierno de algunas especies y ocupa una situación intermedia en las rutas migratorias que siguen muchas otras desde sus áreas de cría en la Europa septentrional hasta sus cuarteles de invernada en África, constituyendo un área de enorme importancia como lugar de descanso y engorde de las aves antes de continuar su viaje. La presencia de aves migradoras es especialmente frecuente durante la primavera, cuando éstas se dirigen a las áreas de cría situadas al norte, y durante el otoño, cuando las aves regresan con su prole a latitudes meridionales . La primera de las migraciones se denomina prenupcial o paso de primavera y la segunda postnupcial o paso de otoño.

El periodo en el que la Ría alberga menor número de aves es el verano. Las especies acuáticas que nidifican en nuestra región son muy pocas y, en esta época, la mayor parte de las aves ha abandonado ya sus áreas de invernada para dirigirse a las zonas de cría situadas al norte. Durante el invierno, la presencia de aves es variable en función de las condiciones climatológicas, pues frecuentemente a lasque invernan en el litoral cantábrico se suman algunas de las especies que lo hacen en las costas de la Europa occidental, cuando sobrevienen temporales extraordinarios u olas de frío, son las denominadas fugas de tempero. Esta circunstancia se ve favorecida por benignidad climática de nuestras costas, debida a la influencia de la corriente cálida del Golfo. Entre las aves acuáticas presentes en la Ría pueden diferenciarse tres grandes grupos: limícolas , garzas y nadadoras.

Las limícolas: Se caracterizan por su adaptación a la alimentación en los fondos fangosos del estuario. Algunas, como el Correlimos Común o el Chorlitejo Grande, son de patas y picos cortos, por lo que se alimentan removiendo el fango en zonas de aguas muy someras.

Otras como el Zarapito o las Agujas disponen de largos picos que les permiten alimentarse en zonas de aguas más profundas. Las diferentes especies de limícolas son, con mucho, las aves más abundantes en la Ría. Entre las que invernan destacan el Chorlito Dorado, la El Chorlitejo Grande, el Correlimos Común, el Archibebe Claro o la Aguja Colinegra, en cambio, son especies muy ligadas a las llanuras fangosas de la marisma halófila. Entre las aves que aparecen casi exclusivamente durante los pasos migratorios y rara vez en invernación destacan el Vuelvepiedras, el Correlimos Tridáctilo, la Cigüeñuela, el Alcaraván y la Avoceta, más frecuentes en el paso de primavera, o el Combatiente y la Agachadiza Común, más frecuentes en cambio en el paso de otoño. La mayor parte de ellas utilizan como área principal de descanso el islote del Bornizal, desplazándose a las llanuras fangosas para alimentarse durante la bajamar. Sólo las especies ligadas a medios menos salinos como el Chorlito Dorado, la Agachadiza Común o la Avefría a parecen con mayor frecuencia en los porreos. La Agachadiza, por ejemplo, utiliza los cañaverales como lugar de descanso, desplazándose al atardecer a las llanuras fangosas para su alimentación. Al pasear por los porreos es fácil levantar en vuelos zigzagueante grandes bandadas de estas aves Avefría y la Agachadiza Común, que aparecen ligadas a los bordes húmedos del estuario: prados encharcados, porreos, etc.

El Chorlitejo Grande, el Correlimos Común, el Archibebe Claro o la Aguja Colinegra, en cambio, son especies muy ligadas a las llanuras fangosas de la marisma halófila. Entre las aves que aparecen casi exclusivamente durante los pasos migratorios y rara vez en invernación destacan el Vuelvepiedras, el Correlimos Tridáctilo, la Cigüeñuela, el Alcaraván
y la Avoceta, más frecuentes en el paso de primavera, o el Combatiente y la Agachadiza Común, más frecuentes en cambio en el paso de otoño. La mayor parte de ellas utilizan como área principal de descanso el islote del Bornizal, desplazándose a las llanuras fangosas para alimentarse durante la bajamar. Sólo las especies ligadas a medios menos salinos como el Chorlito Dorado, la Agachadiza Común o la Avefría aparecen con mayor frecuencia en los porreos. La Agachadiza, por ejemplo, utiliza los cañaverales como lugar de descanso, desplazándose al atardecer a las llanuras fangosas para su alimentación. Al pasear por los porreos es fácil levantar en vuelos zigzagueante grandes bandadas de estas aves.

Especial mención debe hacerse del zarapito real, especie protegida por la normativa autonómica y que al parecer nidificaba en los porreos en la década de los setenta. No se tienen noticias de cría en los últimos veinte años. Sin embargo, se observan nutridos grupos invernantes y su silueta se ha convertido en la imagen institucional y logotipo de la Reserva.

Las garzas: Las que aparecen en la Ría pueden corresponder a dos especies: la Garceta Común, de menor tamaño, color blanco y muy nerviosa; y la Garza Real, de color grisáceo, mayor tamaño y muy tranquila. En ambos casos se trata de aves pescadoras, de patas, cuello y pico largos, lo que les permite alimentarse en zonas de cierta profundidad.

Las nadadoras: Son aves de patas cortas y palmeadas, adaptadas a la natación y el buceo. Las más frecuentes son las anátidas especialmente el Ánade Real, el Ánade Silbón, el Ánade Friso y el Pato Cuchara. Todas ellas utilizan como área de descanso los cañaverales de carrizo de los porreos, desplazándose a las áreas cercanas para alimentarse de vegetales e insectos. Las nadadoras requieren de aguas libres donde poder nadar y el estuario de Villaviciosa, con escasos aportes de aguas durante la bajamar, no presenta condiciones adecuadas para ello, por lo que, al contrario que en rías como la del Eo o la del Nalón, es difícil avistar grandes bandadas de patos. La época más propicia para la observación son los meses de octubre a diciembre, durante el periodo de la migración postnupcial.

Otras especies de aves de interés que aparecen en este espacio son el águila pescadora (Pandion haliaetus), el escribano palustre (Emberiza schoeniclus) o el carricerín cejudo (Acrocephalus paludicola).

Mamíferos

Dentro de los mamíferos hay que destacar la presencia cada vez más frecuente en este espacio de la nutria paleártica (Lutra lutra), y la presencia irregular del delfín mular (Tursiops truncatus) en el tramo marítimo que comprende esta reserva.

Anfibios

Entre los anfibios destaca la abundancia en las zonas húmedas menos salinas del sapillo pintojo ibérico (Discoglossus galganoi) y de la rana de san Antonio (Hyla arborea), esta última incluida en el actual CREA como “vulnerable”.

Invertebrados

Por último destaca también la presencia de dos invertebrados de interés, Coenagrion caerulescens y C.mercuriale , dos pequeñas libélulas que se encuentran en pequeñas masas de agua dulce y en pequeños arroyos.

Otros elementos de importancia

Además de los indudables valores naturales de la Ría, el entorno de este espacio cuenta con abundantes recursos culturales y patrimoniales, algunos de ellos de gran relevancia regional.

Entre estos recursos destacan los yacimientos paleontológicos de huellas de los dinosaurios El parque jurásico asturiano se extiende por una franja costera desde Cabo Torres, al oeste de Gijón, hasta unos dos kilómetros al este de Ribadesella. Este área se caracteriza por el afloramiento de formaciones compuestas por rocas pertenecientes al periodo Jurásico (de 200 millones de años de antigüedad). En ellos se encuentran impresas huellas de dinosaurios, icnitas, que constituyen testimonios fósiles del desplazamiento de estos animales sobre los blandos sedimentos de las áreas pantanosas en que habitaban. En los acantilados próximos a Tazones se pueden observar estos llamativos testimonios. En esta localidad se encuentran paneles explicativos sobre los yacimientos y su localización. Los Yacimientos de Icnitas de Villaviciosa, Colunga y Ribadesella fueron declarados monumento natural por Decreto 45/2001, de 19 de abril.

En las márgenes de la Ría existieron dos ancienas o molinos de marea: L'Anciena y el Molino de Balbín, tan sólo se conserva el primero pero con un uso residencial. En la geografía del concejo son abundantes además las casonas, palacios y buenos ejemplos de la arquitectura tradicional.

Centro de Interpretación de la Ría

El Centro de Interpretación informa sobre el extraordinario valor ambiental de la Ría y las posibilidades de la Reserva para el disfrute de la naturaleza.

El Centro se encuentra atendido por un guía de la naturaleza que aconseja acerca de cómo disfrutar de los valores naturales y paisajísticos de la Reserva. La entrada, así como la utilización del material puesto a disposición del público, es totalmente gratuita.

Horarios

Temporada Alta : 1 de junio al 30 de septiembre, Semana Santa (25-31 de marzo), Puente de la Constitución (6-9 de diciembre) y Navidad (24-31 de diciembre).

De lunes a domingo y festivos : 11:00-14:30 y 16:00 a 19:30 horas.

24, 25 y 31 de diciembre: cerrado.

Temporada Baja : Resto del año.

Sábados y festivos : 11:00-14:30 y 16:00-18:30 horas.

Mañana del domingo : 11:00-15:00 horas.

De lunes a viernes y domingo tarde: cerrado.

1 de enero: cerrado.

Punto de Información Ambiental de la Playa de Rodiles

1 de julio a 31 de agosto:

Viernes 15:30-19:30 horas. (Excepto el viernes 16 de agosto que se abrirá de 11:00-14:30 y 16:00 a 19:30)

Sábados, domingos, y festivos: 11:00-14:30 y 16:00 a 19:30

Resto del año: cerrado.

Contacto: 687 48 33 78

Protección

Declarada por Decreto 61/1995.

Otras figuras de protección

Incluido en el Lugar de Importancia Comunitaria de la Ría de Villaviciosa y en la Zona de Especial Protección para las Aves de la Ría de Villaviciosa.