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La Página de Bedri
Concejos de Asturias
San Miguel de Lillo
San Miguel de Lillo
Situación de los monumentos del Monte Naranco
1.- Aparcamiento público, 2.- Aula del Prerrománico, 3.- Santa María del Naranco, 4.- San MIguel de Lillo, 5.- Carretera a Oviedo, 6.- carretera a Ules, 7.- Carretera al Monte Naranco.

A 3 Km de Oviedo, en el monte Naranco, en un lugar denominado Ligno levantó Ramiro I (842-850) un templo que desde el siglo XII al menos lleva la advocación de San Miguel. Se encuentra a unos 300 metros al Noroeste de Santa María de Naranco.

La iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, en asturiano, Samiguel de Lliñu, dedicada a San Miguel Arcángel, fue mandada a edificar hacia el 842 por el rey Ramiro I en el Monte Naranco, en los alrededores de Oviedo. Se encuentra a escasos metros de Santa María del Naranco. Posiblemente es la que, según la crónica Albeldense, este monarca mandó a construir junto a sus palacios, con función de iglesia palatina. En principio pudo estar dedicada a Santa María y San Miguel.

Las divergencias de proyecto y de ejecución entre los dos son lo bastante grandes como para deducir que no corresponden a la actuación del mismo maestro ni taller.

La historia de este templo es accidentada. A fines del siglo XI había sufrido un derrumbe que afectó a los dos tercios de su fábrica original. Sólo permaneció en pie el sector occidental. Tras haber demolido las ruinas, la estructura restante fue consolidada y completada con una tosca capilla oriental, construida en el mismo siglo XI o en los primeros años del XII.

Declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1985.En enero de 2009, se advirtió de un inminente derrumbe de la estructura y de un casi irreparable deterioro en general y por parte de las pinturas debido a la gran humedad que la asuela. En el año 2011 se llevaron a cabo unas obras de restauración.

Derruida en parte en el siglo XI hoy se conserva el sector occidental. Obra enteramente abovedada en cañón, y alabada por las Crónicas de la época por su extrema perfección técnica. Introduce soluciones arquitectónicas innovadoras en la Arquitectura del Arte Prerrománico Asturiano.

Tiene tres naves, tribuna regia, y en origen tres capillas en el sector oriental. Elevada importancia adquiere la decoración escultórica. Se conservan varias celosías caladas de fina labra, con el tímpano decorado con una espléndida labor de círculos entrelazados.

Arquitectura

La planta original comprendía un rectángulo de unos 20x10 m, en el que se insertaban una cabecera triple, con tres capillas rectangulares embutidas en único muro testero, un posible transepto inscrito en planta, tres naves divididas por arquerías de ladrillo sobre columnas y un complejo antecuerpo occidental. No tuvo cámaras laterales al Norte y al Sur de las naves. Todas las dependencias del edifico están abovedadas con cañón.

Originalmente tuvo planta basilical de tres naves, pero sólo se conserva una tercera parte de su longitud, porque durante el siglo XIII o principios del XIV se arruinó posiblemente a causa de las malas condiciones del suelo. Se conserva únicamente el vestíbulo y el arranque de sus tres naves. Sobre el primero se encuentra la tribuna real, flanqueada a ambos lados por dos pequeñas estancias.

La cubierta es abovedada, mediante un sistema complejo de bóvedas de medio cañón. Las naves están separadas por arcos que descansan en columnas, hecho inusitado por cuanto lo habitual en el arte asturiano es el uso del pilar como soporte. Estas columnas se apoyan en altas basas cuadradas que albergan decoración escultórica de arquillos que encuadran figuras.

Está realizada en su mayor parte a base de sillarejo, aunque las esquinas de los muros y los contrafuertes son de sillería. Las ventanas presentan bellas celosías talladas en piedra. La construcción resulta esbelta y muestra cierto interés de su autor por las proporciones, puesto que su altura es el triple de la anchura de sus naves.

Decoración escultórica

La decoración escultórica es especialmente importante. Forman parte de ella tanto piezas reaprovechadas como labradas ex profeso, lo que resta unidad estilística al edificio.

La labor escultórica que se extiende al interior, en donde destacan los capiteles, columnas y las basas con la representación tallada de los símbolos de los Evangelistas, únicas en el conjunto del Arte altomedieval europeo.

Toda la decoración escultórica en jambas, basas y capiteles denota una fuerte influencia bizantina, oriental e incluso lombarda, presentando un cierto encanto primitivista y antinaturalista.

Muy destacable es la decoración escultórica en relieve; especialmente la de las jambas de la puerta de entrada, posiblemente inspirada en un díptico consular bizantino del siglo VI, perteneciente al cónsul Areobindo, que se conserva en el Museo de San Petersburgo. Presenta escenas circenses con un saltimbanqui haciendo acrobacias y un domador de leones.

La obra escultórica más excelsa de Lillo está representada por las jambas que enmarcan el vestíbulo de entrada. Son copia de un díptico consular romano- bizantino pero con tratamiento iconográfico adaptado a la Corte real.

En el exterior, lo más destacable es la serie de celosías caladas, de las que conservamos dos originales en la fachada Oeste y en la fachada Sur. En el interior destacan las grandes columnas de las arquerías divisorias de las naves, apoyadas sobre basas historiadas y coronadas por capiteles imposta troncopiramidales. Las basas, de las que se han conservado una veintena, constituyen uno de los conjuntos escultóricos más originales de toda la Alta Edad Media. Se trata de bloques prismáticos, divididos en sectores cuadrangulares por líneas sogueadas, en cuyo interior se sitúan los Símbolos de los Evangelistas (Tetramorfos).

Este conjunto escultórico atestigua sobre la diversidad de manos que han trabajado en el templo del Naranco. La obra cumbre de la escultura de Lillo se encuentra en las jambas del pórtico. Se trata de dos piezas monolíticas coronadas por una imposta de billetes. En sus frentes, divididos en tres campos, han sido labrados motivos relacionados con los juegos circenses romanos. En el campo superior, representación del cónsul entre dos funcionarios. En el campo central se han esculpido escenas circenses, con una doma de león, erguido en dos patas ante el domador, equipado con bastón y látigo, y un funambulista, en ejercicio de equilibrio sobre una pértiga, apreciándose en segundo plano la jaula o caja de la que ha salido el animal.

Decoración pictórica

El interior del templo conserva importantes restos del revestimiento pictórico original. En las bóvedas de las naves se contemplan motivos de casetones semejantes a los de las capillas de la cabecera de Santullano, formados por octógonos y hexágonos enlazados, con flores y estrellas en el interior.

Quedan restos de la decoración pictórica mural en la que podemos distinguir dos tipos. La decorativa imita a la de la época de Alfonso II visible en San Julián de los Prados, pero existen otras totalmente novedosas con la figura humana como tema principal. Estas pinturas son visibles en el muro Sur de la nave sur y en el muro Este de la misma nave.

En la decoración pictórica por primera vez en el Arte Asturiano se representa la figura humana en sus frescos. Se conservan una figura entronizada y la imagen de un músico.